Hasta la vista Benita

En algunas historias de la literatura, esas en las que ya de adulto uno recuerda la niñez, acostumbra a existir un personaje de su entorno que de un modo un otro le ha marcado y si eso se plasma en el papel es porque en la vida, también ocurre.

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En Castromocho hay muchas personas que de un modo u otro han marcado la niñez de uno, esas que recuerdas con cariño especial y que tienen un lugar en tu corazón, pero llega un momento en el que hace falta tirar de esos buenos momentos compartidos para hacer frente a la tristeza porque un día llega la hora de decir adiós, y eso es lo que ha pasado con Benita.

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Benita deja muchos recuerdos y buenos momentos a la gente que la conoció. Recuerdos de una mujer que pasaba las noches de verano sentada en los escalones de la puerta de su casa en la Calle Mayor, a la que le gustaba pasear siempre en compañía de su adorado Erundino, una mujer que cada Sábado Santo cubría el rostro de la Dolorosa con un velo negro, que en varias ocasiones dispuso el altar de el Corpus en la Solana y que siempre vestía como un pincel.

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Sus manos bordaron, cosieron y dieron tiernas caricias a muchos castromochinos. Castromochinos y castromochinas a los que esta modista vistió y que como más de uno a dicho, siempre entendía lo que querías.

El destino no quiso darle hijos, pero ella tenía tanto amor para dar, que Benita ha dejado un lugar en el corazón de muchos, un lugar lleno de buenos recuerdos. Hasta la vista Benita.

El funeral por el eterno descanso de Benita Marcos tendrá lugar este miércoles, a las 12 del mediodía en la parroquia de San Esteban.