Un año más la prensa ha llegado a Castromocho a dar cumplida cuenta de la festividad de San Antón. Diario Palentino ha titulado su visita "Arriba la fiesta"
¡Arriba la fiesta!
Castromocho honró al patrono de los animales con refranes, subida a lomos de caballos la cuesta de la iglesia de Santa María y degustación de los productos típicos de la matanza
Unos tres lustros atrás el Ayuntamiento de Castromocho decidió recuperar la festividad de San Antón, una apuesta que, a día de hoy y gracias a la implicación de los vecinos, se ha convertido en una cita que cada año congrega un mayor interés y asistencia, más si cabe en una jornada como la que se disfrutó ayer, en la que acompañó la meteorología.
Misa solemne, bendición de animales, refranes, subida de la cuesta, sopas de ajo, pastas, orujo, mistela, juegos populares, comida, mus, parchís, merienda... ciento y un alicientes en definitiva para la que se califica como «la segunda fiesta más importante del pueblo». En el capítulo de los refranes, hubo hasta para Urdangarín: «Ya lo dice el refranero, el 17 de enero guarda el cerdo San Antón, no te lo robe un ladrón; guarda el cepillo San Pedrín no te lo robe Urdangarín». También salió el Sindicato Católico Agrario: «Mes y medio mi sobrino, cuarenta y tantos tengo yo; siete vidas tiene un gato y cien años el Sindicato» y el torero local, Carlos Doyague: «En la era del Paturro hubo una gran actividad, hubo toros, hubo circo, nuestro torero actuó, en los toros no en el circo». Entre los refranes los hubo también sobre la costumbre de lavar con vino la cara de San Antón, la presencia en la localidad de la televisión regional, o la cantidad de requisitos para pedir las casas de protección. Los asistentes a la bendición que acudieron con sus animales (perros, tortugas, ovejas, caballos, burros y hasta un hurón) recibieron como obsequio un palomar.
Después de enfrentar en varias ocasiones una docena de jinetes en sus caballos y unos cuantos burros la cuesta de la iglesia de Santa María rememorando cuando en otros tiempos lo hacían los quintos, el siguiente punto de encuentro estuvo en el Bar Sindicato y su plazoleta, donde la gastronomía propia de la matanza y los juegos y músicas tradicionales fueron los grandes protagonistas.
¡Arriba la fiesta!
Castromocho honró al patrono de los animales con refranes, subida a lomos de caballos la cuesta de la iglesia de Santa María y degustación de los productos típicos de la matanza
Unos tres lustros atrás el Ayuntamiento de Castromocho decidió recuperar la festividad de San Antón, una apuesta que, a día de hoy y gracias a la implicación de los vecinos, se ha convertido en una cita que cada año congrega un mayor interés y asistencia, más si cabe en una jornada como la que se disfrutó ayer, en la que acompañó la meteorología.
Misa solemne, bendición de animales, refranes, subida de la cuesta, sopas de ajo, pastas, orujo, mistela, juegos populares, comida, mus, parchís, merienda... ciento y un alicientes en definitiva para la que se califica como «la segunda fiesta más importante del pueblo». En el capítulo de los refranes, hubo hasta para Urdangarín: «Ya lo dice el refranero, el 17 de enero guarda el cerdo San Antón, no te lo robe un ladrón; guarda el cepillo San Pedrín no te lo robe Urdangarín». También salió el Sindicato Católico Agrario: «Mes y medio mi sobrino, cuarenta y tantos tengo yo; siete vidas tiene un gato y cien años el Sindicato» y el torero local, Carlos Doyague: «En la era del Paturro hubo una gran actividad, hubo toros, hubo circo, nuestro torero actuó, en los toros no en el circo». Entre los refranes los hubo también sobre la costumbre de lavar con vino la cara de San Antón, la presencia en la localidad de la televisión regional, o la cantidad de requisitos para pedir las casas de protección. Los asistentes a la bendición que acudieron con sus animales (perros, tortugas, ovejas, caballos, burros y hasta un hurón) recibieron como obsequio un palomar.
Después de enfrentar en varias ocasiones una docena de jinetes en sus caballos y unos cuantos burros la cuesta de la iglesia de Santa María rememorando cuando en otros tiempos lo hacían los quintos, el siguiente punto de encuentro estuvo en el Bar Sindicato y su plazoleta, donde la gastronomía propia de la matanza y los juegos y músicas tradicionales fueron los grandes protagonistas.
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