Recuerdan los vecinos de Castromocho,
algunos más mayores que otros, que en su día el Órgano de Santa María
acompañaba en las liturgias que se celebraban en la Iglesia en la que se
custodia y venera a Nuestra Señora la Reina de los Ángeles.
A
día de hoy la voz del organo que resonó entre los muros de la iglesia
construida sobre una antigua fortaleza bacea lleva varios años silenciada y es
que de sus trompetas lleva lustros sin salir una nota.
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Construido en el siglo XVIII, el órgano se localiza en el coro alto de Santa
María, que en su momento estuvo cubierto por una rejilla de madera, y está
ubicado en el lado del Evangelio. Con caja de estilo barroco tiene 5,40 metros
de alto por 3,26 metros de ancho, y está realizado en madera tallada sencilla
sin pintar rematado por una M coronada.
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Su
autoría se atribuye al maestro Francisco López, ya que está documentada su
presencia en Castromocho en el año 1767 cuando trabajó en el órgano de la
Iglesia de San Esteban y además se sabe que la registración de ambos es muy
similar.
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La
salud de este órgano siempre ha sido frágil puesto que sin él quererlo su débil
voz y estructura se han visto afectadas en varias ocasiones. En 1816 se
abonaron al organero Juan Rodríguez 668 reales “por el completo
de su ajuste, incluso la manutención y coste de la licencia por la compostura
del órgano”. Y 1.200 “que tuvo la compostura del órgano más
48 de los fuelles”. Años más tarde, en 1843 Juan Rodríguez volvió a ser reclamado y se le
pagaron 1.018 reales “por la compostura del órgano”. En 1877 un nuevo organero,
Vicente Durón, lo arregló de nuevo. Durón no informó en que consistió la
reparación pero por ella recibió 2.200 reales en 1877 y en 1890 un tercer
organero, Bernanrdo Varona recibió 1.500 reales como pago por su trabajo al
componer el órgano y colocar un fuelle nuevo.
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Viendo que lo de su frágil salud
viene de lejos no es de extrañar que el órgano necesite de cuidados para
recuperar la voz y dejar de ser el vecino mudo de Castromocho.
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A
lo largo de los últimos años, las teclas de los órganos de Castromocho han
vuelto a ser acariciadas y una generación con sangre nueva y ávida de retos se
ha propuesto que el órgano de Santa María recupere la salud. Por eso, desde
Castromocho, necesitamos la ayuda de todo aquel que quiera ayudarnos a
escucharlo de nuevo y quién sabe, tal vez pronto villancicos navideños puedan
ser interpretados en esta joya del siglo XVIII que en silencio, espera el
momento de volver a hablar.
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